Convivencias con jóvenes

Inserita il: 08/12/2013

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Del 21 al 23 de octubre, nos encontramos en Isla Verde (Diócesis de Río IV, Córdoba), invitadas por el Párroco del lugar y los docentes y catequistas del colegio parroquial secundario para realizar distintas convivencias.

El lunes 21 nos encontramos con los jóvenes de 1° y 2° año, 60 alumnos entre 13 y 14 años. El día martes 22, nos encontramos con los jóvenes de 5° y 6° año, 75 alumnos de 17 años. Y finalmente el día miércoles 23, con los jóvenes de 3° y 4° año, 80 alumnos entre 15 y 16 años.

La finalidad de estas convivencias, es la iniciación en actividades de mayor contenido religioso y oración. El proyecto del colegio es profundizar más la espiritualidad de estos jóvenes según su tiempo y edad, facilitando mayor encuentro personal y comunitario con Jesús. Así que a través de diferentes dinámicas y técnicas adaptadas a la edad y la realidad de estos adolescentes y jóvenes, fuimos trabajando temas como “El valor de la Vida”, “La vida en grupo o comunidad”, “Vocación y servicio”.

La modalidad de taller, con actividades de grupo, momentos de reflexión personal, y tiempos de oración, nos permitió un clima de familia, cotidianidad y alegría, que animó a todos a repetir la experiencia cada año con mayor profundidad, para poder realizar un itinerario de crecimiento en la fe y de acompañamiento de los jóvenes.

Nos hemos sentido en casa, acogidas con alegría sencilla y fraterna por todos, lo que permitió un buen trabajo de equipo.

Nuestra presencia en el pueblo, despertó curiosidad y no faltaron actividades extras de encuentros con niños del colegio primario y del jardín y de los niños de la catequesis de primera comunión y confirmación de la parroquia, porque las maestras y catequistas no quisieron perder la oportunidad de que los niños tuvieran contacto con las hermanas. Algo muy curioso es que los niños más pequeños del jardín maternal, nos veían pasar y se esforzaban por saludarnos y nos llamaban “esponjitas” porque no les salía decir “monjitas”. Este nombre ha quedado como anécdota graciosa y se divulgó rápidamente por todo el pueblo.

También compartimos momentos muy fuertes con los directivos y docentes del colegio parroquial, en que pudimos dedicarnos a la escucha pastoral y sentir los dolores y desafíos que la realidad les presenta día a día, en la tarea de la comunidad educativa, tanto con los alumnos como con sus familias.

Para nosotras significó un tiempo muy grato y fraterno, porque poquísimas veces podemos compartir una tarea pastoral así esporádica, y celebramos los frutos de la obra que Dios va realizando en cada uno de sus hijitos.

Hna. Adriana Galay y Hna. María de los Ángeles Seijo